Comedores Sociales

COMEDORES INFANTILES

Los menores son uno de los colectivos que más están sufriendo por la crisis por la que actualmente estamos atravesando. Su alimentación se resiente, por lo que desde la Fundación Mensajeros de la Paz tratamos que los menores cuenten con, al menos, una comida sana y equilibrada al día.

La mayoría de los comedores funcionan de lunes a viernes de forma presencial y además reciben alimentos para el fin de semana, salvo el de Villaverde, que abre de lunes a domingo. El horario es de mediodía aunque algunos de los recursos infantiles funcionan por la tarde-noche.

COMEDORES FAMILIARES

En los comedores no sólo se da respuesta a las necesidades básicas de la población sin recursos (a raíz su creación de la crisis económica española), sino que da orientación sociofamiliar para la promoción personal de los usuarios, de forma transversal con el resto de los servicios. Esta labor la desarrollan los directores de los centros, psicólogos o expertos en trabajo social, llevando a cabo dos niveles de intervención: el de acogida y el de trabajo social.

La acogida incluye actividades de información, valoración, orientación y gestión, mediación intercultural y educación social, que dan respuestas útiles a los problemas coyunturales de las personas necesitadas. La Primera Acogida es el punto de toma de contacto con el beneficiario, donde se registran sus datos y, mediante la realización de entrevistas semi-estructuradas, se formulan las demandas específicas. Con esta demanda, se valora la necesidad de acceder a alguno o varios de los servicios.

El segundo nivel, de trabajo social, se dirige a los usuarios del centro con necesidades específicas, incluye actividades de recuperación personal, de inserción laboral, de acceso a un alojamiento y de autonomía e independencia, que facilitan la reinserción social y la valoración de la persona. Lógicamente todo esto se trabaja en colaboración con otros recursos y agentes locales.

El objeto de la intervención es el ‘cambio’, es decir, producir modificaciones en una realidad problema, superando los conflictos surgidos por la inadecuación de las necesidades y los recursos. El proceso a seguir varía en base a la situación de partida, puesto que la problemática que lleva a una persona a una situación de exclusión suele tener varios componentes como son el empleo, la situación económica, cultural, personal o social.

El trabajo social con ellos intenta abordar las distintas problemáticas, poniendo en marcha procesos de intervención directa que varía según la persona: clarificar, apoyar, informar, educar, persuadir, influir, poner en relación, crear nuevas oportunidades y estructurar una relación de trabajo con la persona (tiempo, espacio, objetivos…).

Se coordina y deriva a otras entidades especializadas si es necesario. Fundamentado en una relación de ayuda, intenta hacer surgir una mejor apreciación, expresión y uso de los recursos latentes del individuo. Es la propia persona la que tiene la capacidad para cambiar y enfrentarse de forma efectiva a sus conflictos. Es un proceso lento que se lleva a cabo aprovechando la asistencia a los servicios del Comedor Social.

La demanda de orientación ha ido aumentando en estos años considerablemente, cronificándose el caso de muchas familias. La ‘dependencia’ es una característica central de estos casos. Hay una relación de dependencia con los servicios sociales establecida a lo largo del tiempo y que llega en ocasiones al riesgo de convertirse en parte de la estructura que mantiene el problema, en lugar de ser una herramienta de afrontamiento y solución. Llega a convertirse en un aspecto muy asentado en el contexto en el que se produce el trabajo de intervención con las familias.

Por último y para resumir, en una intervención psicológica, educativa, y social, se puede encontrar con una barrera de impenetrabilidad y aislamiento cuando coinciden variables de diferencias culturales, de aculturización conflictiva o deficiente, con condiciones de pobreza. La intervención rompe esa barrera cuando somos capaces de entrar y ser aceptados dentro de los parámetros culturales de los usuarios y, al mismo tiempo, cuando damos prioridad a necesidades básicas de las familias afectadas por la pobreza. Cuando hay necesidades básicas de alimentación o vivienda sin cubrir en la familia, la intervención ha de integrar, lógicamente, esas necesidades básicas dentro de la protección de los menores. Por ello enlazamos dicha problemática con el suministro de alimentación y necesidades básicas.

La mayoría de los comedores funcionan de lunes a viernes de forma presencial y además reciben alimentos para el fin de semana, salvo el de Villaverde, que abre de lunes a domingo. El horario es de mediodía aunque tres de los recursos infantiles funcionan por la tarde-noche.

La comida nos llega a los centros ya preparada y contamos cada día con primer plato, segundo plato y postre. Cada persona suele utilizar la misma mesa, lo que facilita el funcionamiento del servicio. A las que no pueden acudir al servicio de comedor algún día (por enfermedad, discapacidad) se les prepara la comida para llevar. Contamos con personal voluntario para el funcionamiento de los comedores.

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