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El padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, explicó en Telemadrid, en vísperas de Reyes, la importancia de radicar la pobreza infantil. Conocemos que 800.000 niños no pudieron recibir durante la crisis regalos en fechas navideñas, el 11% de los menores de 16 años.
El presidente de nuestra fundación comentó que «a uno le tiene que doler que siga habiendo pobreza infantil» y aplaudió la solidaridad de muchos madrileños: «Tenemos que estar orgullosos». En Navidades, Mensajeros de la Paz ha repartido juguetes a los niños de las familias más vulnerables de las ciudades en las que trabajamos.
Por otro lado, nuestro presidente acudió a COPE a dialogar con Javier Urra. Dos nombres, dos personas con una palabra común: solidaridad. Dos hombres que volvieron a encontrarse, a escuchar y transmitir. Algo tan sencillo como reunirse para hablar de todo aquello que conocen con el lenguaje de la calle. El padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz; y Javier Urra, psicólogo y primer defensor del Menor en la Comunidad de Madrid.
Tanto el padre Ángel como Urra mostraron su preocupación por los niños, por la infancia, que últimamente, sobre todo al tener que migrar, son los que más están sufriendo. Y es que la crisis de refugiados es una de las preocupaciones del padre Ángel, que la cataloga como “el mayor problema que tiene el mundo entero, ya lo dijo el papa Francisco”. Pero sin lugar a dudas otro de los problemas que señaló es la pobreza, esa por la que tanto lucha, la que intenta combatir con la ayuda de mucha gente y la que mantiene las puertas de la iglesia de San Antón de Madrid siempre abiertas.
“Que en pleno siglo XXI en las capitales de todos los países siga habiendo personas que no tienen dónde dormir, que tienen que andar pidiendo, es tremendo”, denunció el padre Ángel, para quien al final todo radica en “que hay personas que están muy tristes, que es lo peor que te puede pasar”.
Y todo fluyó en una conversación con ese hilo conductor de que hay que aprender desde la infancia, hay que educar en valores a los niños. Porque además de en los televisores, también tenemos el problema en casa, en los centros de menores que tan bien conoce Javier Urra, en los que por desgracia uno se encuentra de todo: jóvenes dispuestos a malvivir, que no socializan y al final el problema, como comenta Urra, es “como si la sociedad no supiera dar una respuesta para proteger a los que más queremos”.
Urra y el padre Ángel defendieron la necesidad de “dar voz a los niños y jóvenes” pero también de “darles responsabilidades”, sin esa protección que hoy día se les da, y “tratarles con dignidad”. Ambos saben muy bien de qué hablan porque están rodeados de jóvenes, de sus problemas y de sus necesidades; y también de lo que la sociedad tiene que hacer por ellos. Lógicamente es en la familia donde cae el mayor peso para llevar a cabo esta función. “La familia” que como recuerda el padre Ángel, hubo un tiempo “que estuvo en crisis” pero “nunca ha estado más valorada que ahora”.
El presidente de Mensajeros contó que una de sus ilusiones es “que la gente se quiera, que nos saludemos por la calle, dejar al lado esa apatía porque a veces lo peor que puede haber es el no querer a la gente, el no tener alguien que te quiera”; y en eso precisamente trabajan muchas asociaciones. En no dejar solos ni sin cariño a quienes lo necesitan, y entre ellos hay muchas familias.
Con la familia se construye, se crece, es la base, pero también hace un papel importante de enseñar “a querer desde la infancia, a creer en la familia”. Porque, como dice Urra, “la gente busca a la familia, la necesidad de reunirse, de transmitir, de querernos”, y más en estas fechas. El padre Ángel recordó, de la misma manera, las palabras del papa Francisco: “la peor enfermedad que nos puede causar la muerte es la soledad”, de la que no nos libran las comodidades materiales: “la soledad es patrimonio de todos, es una compañera”.
En el programa, finalmente ambos interlocutores repasaron la labor de todas aquellas entidades que ayudan, como el ‘Teléfono de la Esperanza’ del que habló Urra: “el que escucha a la gente que llama”. Apareció uno de los verbos más escuchados en las entregas de ‘Diálogos’: la necesidad de saber escuchar, porque aquí también radican algunos de los problemas, porque la gente necesita que le escuchen. Y, sin embargo, la escucha es difícil en estos tiempos en los que “la gente habla pero la persona que está al frente, está jugando con el móvil o está distraída”, lamenta Urra.
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